lunes, 16 de octubre de 2017

EL MUNDO ACUÁTICO


El agua es uno de los grandes condicionantes de la naturaleza, no sólo por su necesaria presencia sino también porque modifica la topografía o irriga y distribuye nutrientes. En las zonas frías el agua agranda año a año las grietas, arranca piedras y causa delizamientos producto de su congelamiento y dilatación; cuando hay nieve y avalanchas, el enorme peso es capaz de hacer desprender grandes rocas y de arrastrarlas hasta los valles.


El agua dulce no representa más que un 3% del agua total del planeta, el resto es agua salada; al principio el agua dulce es muy pura, conteniendo solo un poco de oxígeno y de monóxido de carbono absorbidos del aire; pero a medida que avanza por los ríos, va ganando primero en minerales provenientes de las rocas de su camino y luego partículas orgánicas, provenientes de las aguas de lluvia que se las arrancan a los bosques y a las praderas, o de las propias plantas que habitan en su lecho, ambas necesarias para la vida animal. 





El continuo correr de las aguas de río, muchas veces turbulento, ha hecho que los animales fluviales deban adaptarse a dichas condiciones: muchas larvas han tenido que desarrollar ventosas, redes y ganchos para permanecer junto a las piedras y no estar en permanente caída hacia el mar; pero la corriente también tiene ventajas: no es necesario desplazarse para conseguir alimento, pues éste está contenido en la corriente. 


A medida que los ríos avanzan hacia el mar se van enriqueciendo de minerales y de materia orgánica, su temperatura sube por lo que se pierde mucho oxígeno disuelto, pero es reproducido como subproducto de las plantas que en esta zona de los ríos empiezan a abundar. Con nutrientes, buena temperatura y oxígeno, los animales pequeños y grandes se multiplican: larvas de insectos, gusanos y pequeños crustáceos, animales unicelulares que alimentarán las crías de los peces y renacuajos, peces pequeños y grandes.

EL MUNDO ACUÁTICO El agua es uno de los grandes condicionantes de la naturaleza, no sólo por su necesaria presencia sino también porque...